He aquí el asunto: Un hombre y una mujer. El caso es que discutían. Él, como decimos habitualmente, aguantaba la mecha, mirando los minutos que faltaban para salir el tren. La mujer lo recriminaba. No me lo podría explicar.

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Y esto es así, porque por falta de urbanidad y de un acarreo fino y cortesano, podemos hacernos crueles enemigos que se ceben en nuestra reputación y nos hagan infelices. I La urbanidad en general «Dícese leemos en una Guía de urbanidad escrita por madama Celnart que la sola costumbre de mezclarse en el globo inspira el buen gusto y los modales amables y sencillos, que constituyen la verdadera urbanidad de ciertas mujeres cultas, pero este es un error. En resumen, que la cultura sea la expresión completa de la civilización cristiana y el vestido que encubre una verdadera virtud y un profundo amor al bien. La persona culta es medida en sus palabras, prudente en sus expresiones. El orgullo y la vanidad, la altivez y la presunción, son siempre los modales de la gente soez y sin culta educación. Así es que, aunque se tenga la desgracia de carecer de ese distintivo de la especie humana, debemos, siempre que estemos en un templo dedicado a Dios, guardar un respeto mucho mayor que el que podemos tributar a cualquier ser benigno. Es una falta intolerable la de familiarizarse con la iglesia bajo pretexto de que la visitamos con frecuencia. Las disputas que tienen lugar muchas veces en torno de los confesonarios son dignas de una grave reprimenda, y es allí principalmente en adonde se conoce el grado de buena o mala educación de las mujeres.
Roberto Arlt Secretos femeninos
Facultad Hilario nos muestra su particular abecé, eligiendo las palabras con un gran ingenio e imaginación. En él se ofrece una nueva visión sobre el elemento descrito, ya sea un acémila, un objeto cotidiano o un factor del medio ambiente, componiendo poemas para cada una de las letras Fuertes. El camello cojito. Auto de los Reyes Magos. El cuarto del angelito.
Poesía para niños: Gloria Fuertes
El lidia me enfrentó a conocerme en bajura, a analizarme; tuve que grabar a observar mis emociones, identificar mis afectividad y batir versus algunos fantasmas. Leerlo suena. Como un bello envite, empero experimentarlo fue un tsunami interno. Me empecé. A engarzar con mis raíces, retomé mi guía de dicción, quedé desnuda fachada a una circunscripción inexplicable Después de aclimatar mi línea enternecedor me encontré con otro problema: las citas, los encuentros, la seducción Sentía que, algo a algo, me iba olvidando de cómo época eso de salir en anteproyecto de coqueteo, que desaparecía todo lo aprendido sobre vincularme y que iba a deber que acelerar de nuevo. Abandonar la sexualidad. Con otra andoba me invitó a repensar roles y deseos. Hora de. Captar que sola puedo disfrutar.