Cuando las pasiones de la carne dominan todo el ser. Hoy vamos a hablar de un vicio, llamado de impureza, pero conocido también como lujuria. Lujuria en actos Existen diversas formas de actos lujuriosos. Hoy traemos aquí apenas tres, la masturbación, la fornicación y la pornografía. En la línea de una tradición constante, tanto el Magisterio de la Iglesia como el sentido moral de los fieles ha afirmado sin vacilación que la masturbación es un acto intrínseco y gravemente desordenado. El acto masturbatorio no tiene nada de natural, pues la naturaleza humana no fue creada para vivir para sí, sino para darse al otro. No porque exista la posibilidad de obtener placer manipulando el propio cuerpo, significa que él fue hecho para eso ej: no porque tenga manos y fuerza para matar, significa que es bueno matar. Pero porque cuando se torna vicio, la masturbación causa consecuencias terribles, a nivel espiritual, psicológico e inclusive, a nivel biológico, como eyaculación precoz y disfunción eréctil.

El placer infértil de la lujuria
Por: P. Jorge Loring Fuente: Para Salvarte El vicio solitario masturbación consiste en abusar del propio cuerpo excitando los órganos genitales para procurarse voluntariamente el placer hasta el orgasmo. Dice André Léonard, Profesor de la Universidad de Lovaina: «Por su misma naturaleza, la masturbación contradice el sentido cristiano de la sexualidad, vivida como alianza de amor. El ejercicio de la autorización sexual queda privado de toda referencia afectiva con una pareja, en la medida en que el sujeto se repliega sobre sí mismo, en el disfrute de sí mismo. Conduce al vacío y al disgusto. Es preciso desmontar esas razones.
Dar a conocer la sexualidad humana en la familia
En el matrimonio, la intimidad corporal de los esposos viene a ser un signo y una garantía de grial espiritual. CIC Es el amor sin amor. La castidad es una virtud moral pero también una gracia de Dios. El neopaganismo tiende a distinguir y separar lo que llaman: el sexo recreativo del sexo procreativo. O sea el sexo como placer egoísta, del sexo como función caballero de unión de la pareja y de comunicación de la vida: por amor a Dios, a la nación, a la gran familia, a la pareja y a los hijos mismos. Por el contrario, a la erudición de la muerte, no le importa lo que pase en la yacija, mientras no pase nada con la cuna.
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Las razones de esta dificultad, por otra parte no del todo nueva, son diversas. En el pasado, aun en el caso de que la comunidad no ofreciera una explícita educación venéreo, la cultura general, impregnada por el respeto de los valores fundamentales, servía objetivamente para protegerlos y conservarlos. La desaparición de los modelos tradicionales en gran parte de la sociedad, sea en los países desarrollados que en vías de desarrollo, ha dejado a los hijos faltos de indicaciones unívocas y positivas, mientras los padres se han descubierto sin la preparación para darles las respuestas adecuadas.